La muerte Parte #1

La muerte es algo que al final lo único que realmente hace es confundirnos. Nos asusta, como no aceptarlo! Nos duele incluso pensar en ella; Pero eso no se compara con la sensación que realmente deja en nosotros.

Por eso hay que aprovecharla, porque es parte - sino - del mayor misterio de la vida.

Hace poco estuvimos ayudando a un lorita que se cayó de su nido antes de poder volar y nos la trajeron a la casa. Compartimos nuestra comida y nuestro pedacito de tierra ella. Vivia libre, afuera, en los arboles.

Lo mejor siempre es dejar a los animales donde están, no intervenir. Pero como bien dice mi hijo Martino a sus 3 años. No fuimos nosotros los que la recogimos.

Lori murió a los 3 meses de un accidente acuático, casi se ahoga. Luchó como guerrera por su vida, y al final murió en mi manos cuando estábamos intentando ayudarla.

Creo que nunca me había pasado, estar presente en ese momento. Algo le paso a Lori, creo que ya no pudo respirar. Se retorció y no sé que paso.

Luego… se quedó quieta y dure como 5 minutos, mucho mucho tiempo, en “pronunciara” muerta. No por nada especial, simplemente no supe como determinarlo.

Tan raro, en un segundo estaba con vida, se movía - y luego ya no. En esa transición, en ese momento se abre una puerta muy mística entre ambos mundos - y hablo de ambos mundos pero en realidad solo conozco este que Lori recién abandonaba. Del otro, no sé mucho - o nada.

Pero pude percibir como algo que estaba, dejaba de estar. Muy claro.

Es algo que va mucho más allá de un proceso respiratorio, o un corazón latiendo. Ese vehículo, creo yo, simplemente dejo de cumplir con los requisitos para albergar eso que se fue.

Esa partida, ese vació; si bien duele. Lo que más hace, al menos en mi caso, es confundir. Me pregunté qué fue lo que acababa de pasar, parece tan simple - se murió, dejó de respirar. Pero para mí eso no es suficiente. Eso se siente como una de esas respuestas que se dan cuando no se quiere profundizar en algo.

Yo la tenia en mis manos, tan linda con sus plumas verdes. Mi amiga - pero yo sabía con conocimiento de causa, el conocimiento de un ser vivo! que ya no estaba allí.

Pero sí estaba, la tenia en mis manos. Solo que no se movía, ni respiraba, pero físicamente estaba ahí en mis manos. Sin embargo, yo descartaba eso como si no tuviera ningún valor y aseguraba que ya no estaba. Se habia ido, eso es un contradicción, y al estilo de don Kiddo, le he estado dando seguimiento.

Para complicarse con asuntos del mas allá, y toda la teología alrededor de eso; basta con tocar el tema superficialmente y según lo que se diga: la mitad se ofende y la otra mitad se enoja.

Pero para aquellos que están listos para poner a un lado, y solo por un momento, las ideas que les han sido compartidas. Esto con el objetivo de ver tan claramente como sea posible la verdad, la realidad. Es una invitación a explorar la muerte.

Con esto me refiero a no llegar a la pregunta con un respuesta, o buscar la respuesta a la pregunta entre un baúl de páginas leídas sobre experiencias ajenas. Sino más bien, enfrentar la pregunta con una página en blanco, desde el principio y usando como única referencia la experiencia propia.

Es así, como al menos yo en este caso, he podido ver y sentir ese extraño vacío que deja la vida cuando un cuerpo deja de funcionar, sin miedo, sin verlo de una manera que otros me han dicho que lo vea.

Decidí verlo, experimentarlo por mí mismo y con eso puedo concluir que no es lo creemos que es. La muerte, pareciera serlo. Aparenta ser el fin de una manera terrenalmente drástica y cualquiera que viva eso y quite el dedo del renglón un solo segundo se perderá en su propio miedo.

Se perderá de la sensación que cambia toda la experiencia de la vida, un sutil pero gigantesco - aquí paso algo raro - algo que desafía todas las reglas que creemos tiene la vida y prepara el camino del caminante. El caminante del otro mundo.

En un pequeño momento pude percibir que lo que pasaba frente a mis ojos no era todo lo que estaba pasando, sino que también, al mismo tiempo y en ese mismo lugar hubo algo frente a mí que desapareció - es por eso que uno dice: “Lori se fue” - aun cuando la tenia en mi manos.

Si hay algo en lo que yo no creo es en la magia del conejo y el sombrero. Nada aparece y desaparece. Siempre hay una explicación, solo que en este caso no se trata de entenderla sino de sentirla y vivirla.

Mientras la vida no me comparta de que se trata la muerte, ahí es donde uno como ser humano construye su propia explicación para buscar lo imbuscable.

Yo tambien lo hago, solo que en vez de compartir eso - mas bien recomiendo a ciencia cierta que cada quien en sus experiencias viva la suya, cuando la tenga cerca.

 
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