Hoy recordé algo importante, tan simple, tan sencillo que espero poder traducirlo bien.

Primera Parte

Hace algún tiempo he estado trabajando en un tema curioso, tal vez una de las preguntas más importantes que se debe hacer cada persona. Pero tan delicada que puede tomarse mil años en responder, y puede volver loca a la mente si la intenta comprender.

Qué es entonces lo que yo, o cualquier ser humano, cualquier ser… qué es lo que debo estar estar haciendo con mi vida y talvez mas importante aun: Cuando lo esté haciendo, cómo lo sabré?

Qué laberinto se puede desatar! Llevo algún tiempo, no en ese laberinto, pero sí trabajando y revisando este tema. La manera en que lo hago es que simplemente lo tengo presente a lo largo del día y la noche trato de interpretar cualquier señal sublime, el canto de una ave, el brillo de la luz en las hojas, el caminar de las hormigas. Cualquier cosa. Trato de dejar que la respuesta llegue a mí.

El día que llegó fue muy lindo, porque lo estaba esperando y de repente llegó Daniela que en ese momento decidió no sé como ni porqué, y en tono de broma decirme: Tome aquí le mandan.

Era un pequeño libro de escrituras, poemas, recuerdos. Como el que tienen los escritores, yo tengo montones de esos pero pocos “publicables”. Este librito en particular fue rescatado de una caja y realmente me fue enviado.

Lo empecé a hojear y repente ahí estaba. Mi propósito, lo que debería de estar haciendo con mi vida. Ya lo había descubierto, ya lo había aprendido pero lo había olvidado.

Uno sabe cuando realmente llegó a una enseñanza cuando el solo hecho de verla le causa risa.

Risa por lo absurdo que es necesitar una enseñanza tan sencilla, por su perfección, por la inteligencia de aquella gota de sabiduría y por la claridad que contenía. Aceptar, al menos por un segundo, que yo no soy capaz de inventar algo así. Esa es mi manera de saber, mi forma de probar si es ego y su confusión o si es un mensaje que realmente me es enviado de ese vasto misterio que resumimos en Dios.

Decía ( escrito con mi puño y letra ) No tienes que hacer nada. No tienes ningún propósito. Tu única razón es vivir, ser feliz y disfrutar de este hermoso jardín. Siempre me sonó muy parecido a lo que le digo a menudo Martino: Hijo, tú trabajo es jugar, aproveche!

Luego nos hacemos grandes, cada vez mas débiles, menos seguros y mas temerosos y creemos que algo cambió. Pero no, cuando crecemos el mundo no cambia, es el mismo. Somos nosotros que nos llenamos de ideas.

Todo lo demás, relacionado a este tema, y desde el momento en que escribí ese texto en ese librito hasta el momento en que lo leí - todo me lo había imaginado. El propósito, la búsqueda, la debilidad de tener que demostrar, de tener que ser algo, alguien, calzar, ser admirado. El miedo de no poder cumplir con expectativas, las mías, las suyas amig@ lector. Todo, todo era pura, vacía y nociva imaginación.

Segunda Parte

Hoy recordé algo importante, tan simple, tan sencillo que espero poder traducirlo bien. Porque lo que compartí en la primera parte no lo es todo. Falta algo muy importante.

Hay un tema de alineación. Para que una casa esté recta y se mantenga recta, para que se vea bien tiene que estar bien alineada. Bien cuadrada. El trabajo de angulos, escuadras, niveles y demás de un constructor es esencial para esto. No se puede construir sin eso.

Lo mismo pasa con la música, con el trabajo en equipo, con la búsqueda de las estrellas y de cualquier otra cosa. Si no se está viendo para el lugar correcto, en el momento correcto nos vamos a perder las estrellas fugaces que la vida tiene preparadas para nosotros.

Estar alineado con la familia, con el estudio, con una profesión, con un equipo; requiere un esfuerzo y una disciplina. Requiere de una inversión de energía y de una constante revisión. Yo esa inversión, ese esfuerzo, esas ganas las siento saliendo de mi pecho, le llamamos corazón y no es el corazón físico es otra cosa. Yo no tengo problema en llamarte espíritu, porque lo siento y vivo en él. De hecho, le llamo Ayan.

Regresando a la pregunta inicial qué me hice, sobre cuál era el propósito de mi vida y la respuesta que obtuve que en pocas palabras es: deje de inventarse historias - no es que tiene que estar haciendo algo - para cumplirle a alguien - a Dios? - nada de eso.

Pero entonces en algún momento, entre los malabares que tenemos que hacer los caminantes, los buscadores - olvide algo muy importante y es esa alineación.

Cualquier argumento de que hacer con la vida, cualquier pensamiento no es más que un brote mas de la mente humana es un intento de control, una respuesta al miedo.

Pero a la vez, eso no quiere decir que queda uno a la deriva, como una hoja flotando en un lago sin viento - y eso lo tenía claro - tengo muy claras mis convicciones, lo que soy, como lo soy y un marco dinámico pero algo estable y ordenado sobre la realidad en la que estoy.

Pero falta algo tan importante, y cuánta suerte tengo de haberlo recordado hoy. Porque me sentía tan solo, sentía en mi interior que todo dependía de mí y ese es un peso muy duro para cargar de esa manera. Vivir, con tus ideas, tu filosofía en aislamiento, “enfronterado” en un existir individual - es nocivo para la salud. Especialmente la salud mental y ni hablar de la salud del corazón - tan triste es el corazón cuando queda encerrado por sí solo en un cuerpo y una mente que cree ser un ente independiente. Un corazón que no vive el amor.

Tercera Parte

Al principio me costó, cuando me di cuenta de lo que me estaba pasando. Que me había quedado solo, que no estaba alineado con nada, mi energía, mi esfuerzo no estaba amarrado, conectado con ningún dador de vida, con ningún cargador de amor. Cuando digo conectado, no me refiero a una conexión mental, como la que mencionan tantos libros, me refiero a una conexión perceptible - electrocutante.

Una conexión que solamente se manifiesta cuando a sesado el pensamiento, la voz en la cabecita, pero sobre todo - toda noción, explicación e idea de que es la conexión.

En otras palabras, lo que se siente cuando las voces dentro de nuestra cabeza y nuestras ideas definidas de como son y que significa cada cosa no nos tienen secuestrados.

Ese paso es tan difícil, luego de darse cuenta que te soltaste de algo y que te desconectaste, que te olvidaste de la gran magia de la vida, del gran padre sol y de toda la vibración universal - gran música sagrada que palpita y cuyo sonido es real e infinito - pero que ya no lo podes escuchar - que ya no los sientes.

Es un paso difícil, pues casi no queda fuerza. Para creer, para abrir el corazón y extender los brazos al cielo, caer de rodillas y decir: Yo quiero. Yo quiero volver.

Yo quiero ser parte del planeta madre querida, quiero ser parte y alimentarme de tu energía padre brillante. Quiero ser hijo de las nubes, aprendiz de las montañas, parte de la tierra.

Ese querer, ese salto energético real y perceptible del corazón, es lo que llaman una oración. Pero se tiene que hacer en serio, con la lagrima en el grito, descalzo, con los pies en la tierra y con cada gotita de amor, de valentía que puedan rejuntar.

Hecho eso, ahora sí. Eso es todo.

 
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